Homenaje a Eduardo Goyanes, un Amigo Vividor.

Fragmento de foto de a finales de los 70’s. Casa de la Cultura de Santiago de las Vegas, Cuba.

¡Sabe Dios quién fue el fotógrafo!.

escrito por Ariel Romero.

Cuando apenas contabamos con 12 años, Gilberto y yo nos inscribimos en un grupo de teatro aficionado. Al igual que siempre y como mismo ha pasado con la aventura de este blog, Gilberto fue el de la idea y después me embulló para que lo siguiera. Allí conocimos a Eduardo Goyanes, nuestro instructor de teatro.

Goyanes en esa época ya debería estar en los 50s, pelo y bigote gris, naríz larga y terminando en una punta más pronunciada que lo normal. Lo más característico en Goyanes era su tono de voz y forma de hablar, ronca y gangosa, tomándose su tiempo cuando terminaba cada oración para poder respirar. Ya en ese tiempo se fumaba, fácil, dos paquetes de cigarrillos.

Goyanes era un personaje. Un universitario de la calle pero chapado a la antigua. Yo nunca ví a Goyanes hacer una cola, siempre se colaba; pero lo maravilloso de su forma de ser era que nunca ví a los que hacían la cola  que el violaba, alterarse, protestar o ponerse bravos. Aquello era arte.

Cuando comía en un restaurant,  donde el consumo estaba limitado a solo «un plato fuerte y dos cervezas»,  se las arreglaba para comerse dos platos fuertes y llevarse otras dos raciones para la casa en su bolsita de nylon que siempre llevaba en el bolsillo de atrás de su pantalón, «la bolsita de las provisiones» como él la llamaba,  y no se tomaba menos de 6 cervezas, todo esto sin tener que pagar de más, osea, sin tener que «mojar» al dependiente.

En las fiestas, donde el anfitrión controlaba personalmente la bebida, o delegaba en el amigo peor encarado y cerrado para garantizar  el licor para todos, Goyanes no tenía problemas:  Se colocaba estratégicamente cerca del lugar del expendio alcohólico  y no pasaban cinco minutos cuando el Goya tenía acceso libre a todo el licor que quisiera.

Antes del año 59, Goyanes era proxeneta y hacía películas porno aficionadas. En los avatares de su oficio se metió con la esposa de un capitán de la policía y tuvo que salir huyendo hacia Miami, porque el hombre estaba buscándolo para «cobrársela» y no precisamente era dinero lo que le iba a cobrar. Me contaba orgulloso que había llegado a Miami con un dollar en el bolsillo y se había bajado del bus de la GreyHound en New York con el mismo dollar.

Cuando triunfaron los rebeldes volvió a Cuba a seguir trabajando en su profesión y lo metieron preso por chulo. En la prisión, me contaba, tenía que «inventar» algo para pasarla lo mejor posible y fue cuando su vida y el teatro se encontraron.  Embulló a unos cuantos presos y montó una obrita de teatro, llegando a hacer una presentación delante de Raúl Castro.  A partir de ahí se la pasó en la cárcel ensayando teatro y haciendo representaciones en las cárceles, un chulo convertido en ejemplo del programa de rehabilitación carcelaria de principios de Revolución.

Al principio de los 90s decidió irse del país. Logró pasar su estatus de preso por chulo, a preso por contrarrevolución y al final salió de Cuba en el 92 como preso político. Cuando yo llegué en el 94 a Miami lo fuí a visitar a Sombrero Beach donde residía. Esa tarde me contó su última hazaña, se había pasado un año leyendo libros de psicología sobre esquizofrénia y preparando a su mujer para hacerla pasar como tal. Había logrado que la desabilitaran para cobrar la pensión.

La última vez que lo ví fue en el hospital de Coral Gables, cuando llegaba al final de su vida. Le habían tenido que cortar hasta el pie por la mala circulación. Todas las venas tupidas a causa del cigarrillo. Nunca he querido recordarlo como lo ví ese día. Siempre que lo recuerdo, como ahora, trato de hacerlo como aquella vez en que, delante de él, un amigo me reclamaba mi amistad y yo le contestaba con el dicho de:

_ Amistad es una calle de la Habana y en ella hay una posada.

Goyanes, para asombro de todos, no se sabía el dicho y se nos quedó mirando mientras decía:

-Sí…, en Amistad hay una posada. – se quedó callado un segundo, como ubicando la posada,  y precisó:  -En Amistad y Barcelona.-

5 respuestas

  1. Ariel.

    He disfrutado mucho de esta lectura, la que se me antoja –con el mayor respeto– guardar en una carpetaque he destinado a balserosuicida con el titulo de CUENTO-HOMENAJE-MEMORIA de un joven cubano a su Instructor de Teatro en Cuba, durante su adolescencia.

    Veo en este cuento muc

    • Ariel.

      He disfrutado mucho de esta lectura, la que se me antoja –con el mayor respeto guardar y reenvia a amistades con la enumeracioin en el ASUNTO de CUENTO-HOMENAJE-MEMORIA, de un joven Cubano a su Instructor de Teatro en Cuba, durante su adolescencia, desde el pais donde reside.

      Veo en este una gran sensibilidad humana y vocacion literaria, ambas cualidades para mi, indispensables en quien quiere trasmitir algo.

      Te invito a que sigas adelante.

      Ofelia de Arce Gutierrez, desde Buenos Aires,

      Argentina.

      • Gracias Ofelita por tantas cosas lindas que me dices. Estoy escribiendo por dos cosas fundamentales, una: el aburrimiento, y la otra: porque me imagino que llega un momento en la vida en que uno empieza a mirar hacia atrás con la misma fuerza que miraba hacia adelante y unas ganas horribles de contar todos esos recuerdos que se van acumulando y al final logran romper las barreras de la inocencia y el ridículo.
        Gracias de nuevo y espero tenerte de lectora habitual.

  2. Muy buen comentario. Pero molesto por otro tema, pues necesito mas informar familiar de Eduardo Goyanes, pues tenia un antepasado con ese nombre en cuba y estoy no solo armando el arbol genealogico sino tambien buscando familiares.
    Espero cualquier respuensta por favor.

  3. Luis:
    He perdido contacto con la familia de Goyanes, incluso no sé decirte si sus hijos salieron del país o todavía siguen viviendo en Panamerica, al lado del areopuerto. De todas formas voy a tratar de averiguar. ¿Puedo usar el correo que tengo tuyo? Sino mándame un correo a el_balsero_suicida @yahoo.com donde pueda mandarte la información.

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